“La casa se volvió peligrosa para mi mamá”
La decisión de llevarlos a un centro integral, como Hogar La Ponderosa, puede resultar muy difícil para la familia, pero el bienestar y la calidad de vida del adulto mayor debe ser primero, expone el director médico de la institución, Aquiles Salas
Cuando surgen dentro del núcleo familiar enfermedades debilitantes que crean dependencia, se genera un fuerte impacto dentro del hogar y es en ese momento cuando se requiere la atención e intervención de los especialistas para tomar decisiones sobre qué hacer y cómo garantizar el mejor cuidado y atención para la persona afectada.
Entre las enfermedades que lideran las limitaciones y dependencias en el adulto mayor se encuentran las llamadas enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, según expone el doctor Aquiles Salas, director médico de la residencia y centro integral para adultos mayores Hogar la Ponderosa y también director de la Escuela de Medicina Luis Razetti, de la Universidad Central de Venezuela, quien explica que pueden darse otras causas que pueden motivar esa “dependencia”.
“Las enfermedades neurodegenerativas tienen diferentes orígenes, pero también pueden existir otras causas que puedan comprometer la independencia de una persona, como por ejemplo, un accidente cerebro vascular que si bien puede que no la limite neurológicamente, sí lo hace funcionalmente. Pero, también están los problemas articulares o los cardíacos”.
Salas asevera que, en el caso del adulto mayor con padecimientos de dependencia, la meta debe ser garantizar la salud y bienestar. Se debe procurar “hacerlo sentir que todavía son parte de la sociedad, porque lamentablemente se maneja un concepto errado y se toman más en cuenta a quienes están productivos”.
“Todos estos aspectos los trabajamos en Hogar La Ponderosa cuando decidimos disponer de la asistencia, tanto para las personas que residan en un centro como el nuestro como para la familia que tome la decisión de llevarlos”.
Adicionalmente el director médico destaca el compromiso de la institución hacia aquellos adultos mayores “que puedan asistir al centro para mantener una socialización con sus pares, una atención de estimulación a sus facultades mentales y físicas, tener el acompañamiento y sobre todo, brindar un alivio al familiar, de dejarlo en un lugar donde se le garantiza un buen cuidado integral”.
La dependencia exige más que un cuidador
Por su parte Katherine Vergara, neuropsicóloga del Hogar La Ponderosa, con más de 20 años de experiencia, indica que el adulto mayor con trastornos neurocognitivos requiere más que la presencia de un cuidador, porque sus demandas van más allá de alimentación, aseo y darles las medicinas.
“Es una decisión difícil para la familia llevar al adulto mayor con trastornos cognitivos mayores como el alzhéimer, con esclerosis múltiple o que padezca de Cuerpo de Lewy Parkinson, a una casa de reposo o a un centro integral. Debemos entender que hablamos de personas dependientes, que pueden tomar decisiones que los ponen en riesgo, aun estando en casa”.
Vergara señala que las familias suelen tener temores sobre los cuidados que le darán extraños a sus familiares y sobre la seguridad del lugar en el que lo dejan. “Lo primero que les digo es que estará bien cuidado. Deben entender que no son adultos mayores sanos, por eso requieren cuidados especializados y esa es la gran ventaja en Hogar La Ponderosa, existe un equipo integral que ejecuta planes personalizados a sus huéspedes”.
Refiere la experta que cuando el adulto es cuidado por un familiar en sus casas, suele darse “una carga emocional muy grande, se estresan, se cansan, tienen cada vez menos paciencia e incluso menos ganas de atenderlos y no significa que no los quieran. Llevarlos a un centro integral, bien para su residencia permanente o por horas del día, le permite al cuidador tomarse un tiempo para su propias necesidades, con la seguridad de que su familiar está en buenas manos”.
La casa se volvió peligrosa para mamá
Cuando Ana (identidad resguardada) cumplió 58 años, su hijo Raúl (identidad resguardada) comenzó a notar que estaba más “despistada” de lo normal.
“Primero comenzó olvidando palabras y ella incluso notaba que no era algo normal porque era muy activa en su trabajo. Dos años más tarde, su coordinación comenzó a ser más errática, se cansaba y decidió dejar de manejar su carro. Nunca lo asociamos a una enfermedad como el alzhéimer”.
Así describió Raúl el inicio de una enfermedad, que en tan sólo dos años, se hizo crónica, al punto de llegar a considerar su propia casa como un peligro para su mamá. “Aunque mi mamá era independiente al principio, poco a poco empecé con el temor de lo que pudiera pasar si cocinaba, o con las escaleras de la casa de más de 30 escalones y su coordinación tan errática”.
Después de acudir a un médico general fue remitida a un neurólogo y fue cuando vino el diagnóstico: Mal de Alzheimer.
Ana comenzó un tratamiento y su hijo debía salir a trabajar por lo que buscó ayuda con una cuidadora. “Jamás pensamos que el avance de la enfermedad sería tan brusco. Comenzamos apoyándonos en una cuidadora que la alimentaba y le daba sus medicinas, pero pronto le dio el ‘Síndrome del Cuidador’. Ella aún estaba lúcida cuando decidí junto a mi hermana, que está fuera del país, buscar un lugar donde pudieran atenderla mejor”.
Los episodios de paranoia, los malos humores y las crisis de rabia y molestias, además de la falta de sueño, fueron detonantes para que la familia considerara buscar al Hogar La Ponderosa, pues ni los cambios de medicamentos lograban controlarla.
“Buscamos muchos lugares antes de conseguir a Hogar La Ponderosa. La mayoría eran insalubres y no garantizaban atención personalizada. Fue mi hermana la que supo de este lugar y la psiquiatra nos aconsejó sobre los avance de la enfermedad pues ella no está consciente del peligro que corre al tomar algunas decisiones, es una niña” comentó Raúl.
“Desde hace dos años mi mamá está en La Ponderosa. Fue la mejor decisión, por lo amplio de su infraestructura, por la atención personalizada las 24 horas del día y aparte porque le brinda la atención de geriatría y fisioterapia completa que en casa no tenía. Podemos ir cualquier día y a cualquier hora a visitarla y de verdad está en un lugar donde está bien cuidada”.
Ana ha logrado retrasar el avance de la enfermedad que venía galopando, todavía come por sí sola, camina y eso tranquiliza a su familia. “Este es un lugar especializado en la atención de pacientes con alzhéimer, saben cómo tratarla en sus crisis, y lamentablemente, la mayoría de los demás espacios de su tipo en el país, son sólo lugares donde los cuidan, pero no diferencian las patologías que sufren”, culminó Raúl.